Dios se levantó
desde tu mejilla
luz crispada
como amanecer
recreado
por mis manos
y mi boca
y mi boca toca
la arena sagrada
que cae
cascada
de un reloj
que de tan
grande se hace
invisible
Dios se acostó
entonces
en tus ojos
negros
dormida
caracola
que el mar
de noche
aprisionó
entre telas
-J. R.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario